jueves, 10 de noviembre de 2011

De verdes y birras

Chamuyaba el pocho sobre la lejanía, con la insuperable maestría del que domina el lenguaje y además, osado, lo usa…
Los gallegos intentaron resumir aquello de la lejanía en una sola palabra, economías del lenguaje de estos lares, y le llamaron morriña, o la saudade portugobrasileira.
Yo que soy más de usar muchas palabras y dejar que las sensaciones fluyan por las letras hasta impregnar al que las lee, no comparto el afán sintético de encerrar tanto sentir en una palabra, pero sin embargo admiro las emociones que estas palabras; morriña, saudade, herrimina y tal menos acertada, menos condensada, nostalgia, encierran y trasmiten. Estas palabras hablan de amor a la lejana tierra, de épocas de emigración, pero más allá de la tierra hablan de amor por las costumbres dejadas, por las calles en las que uno creció, por el idioma… Ya lo dijo el poeta, mi patria es la infancia, y el amigo Tirsi, y los desconocidos, pero ya cercanos, Leandro y Dani nos lo hicieron de nuevo comprender. 
Yo, con la absurda ilusión de remedar al poeta, me agarro al chamuyo del Pocho y añado que mi patria es la infancia… y los amigos.
No conocí las guías Kapeluz, en mi época éramos más de vacaciones Santillana y yo en concreto mucho más de comics y poesía, que sinceramente me dejaban en el alma muchas más preguntas que respuestas y de esas andanzas cogí la querencia por las respuestas largas que no contestan del todo, por los chamullos como el del Pocho, que le llegan a uno allí donde guarda los recuerdos.
De la nostalgia de esas conversaciones y de la lejanía autoimpuesta salió la idea de este blog. Si no podemos echar unos verdes o unas cañas, al menos debemos poder leernos…
Por supuesto enseguida huimos de manera tacita de la tiranía de los 140 caracteres que la moda impone, y siguiendo el camino marcado por los ingenieros cronopios fabulamos convertirnos en famas cortazianas y sin casi darle tiempo salió este lugar de chamullos que tenéis a bien visitar.
Ya puestos, queremos invitaros a bailar con nosotros, no nos importan las conversaciones a dos, pero si se une alguno más seguro que será más divertido. Pasen y escriban, ¡¡¡hay verdes y cerveza para todos!!!

2 comentarios:

  1. Distantziaz ari garelarik, emango nuke ez ote dugun askotan geure buruarekiko, gure barrenekiko hartzen distantziarik handiena eta tripetako zuloek ozeanoetako urak euren baitan hartzeko nahiko toki badutela jokatuko nuke lepoa. "Txamuiatze" ariketa honek urruntasun eta lejanien aurkako gudu-zelai izan nahi du eta nekez egin dezaket nik, euskal herritar, euskaldun zahar, "vasco auténtico" honek tripetarako joan-etorriko bidaia euskeraz ez bada. Gaztelaniazko hitzen gainean ere saia nintekeen bidaiatzen, baina munduan urrun naramaten bezela, oso bide laburra du Cervantesen hizkerak nire baitan.

    Nago barne- eta kanpo-distantziak alderantziz proportzionalak ez ote diren eta, beraz, urrutiratze geografiko honek nire barrenetara gerturatu nauela esango nuke. Hotza baita Alemania, eta ez eguraldia bakarrik, azken aldian argentinarren berriketa luzeen eta andaluzen txiste-sorta amaigabeen konpainiara ohitzen hasita zegoen "euskadi profunda"-ko seme honentzat. Barne-minak, herriminetik haratago doan ondoezak, ekarri nau berriz nire herrira, Euskal Herrira bueltan, baina ez hegazkinez, ez, euskararen gainean eta erraietan geraldia eginez.

    ResponderEliminar
  2. Hablando de la distancia, diría que, a menudo, es la distancia que adquirimos respecto a nosotros mismos la mayor de todas y, me jugaría el cuello a que ni todo el agua de los océanos es capaz de rellenar el espacio de los hoyos de los estómagos. Si este ejercicio “chamuyero” pretende ser un campo de batalla contra la lejanía, contra la distancia, difícilmente puedo yo, ciudadano vasco, “euskaldun zahar”, vasco auténtico, hacer un viaje de ida y vuelta a mis entrañas si no es en euskera. Podría intentar viajar sobre palabras castellanas, pero de la misma manera que me llevan lejos en el mundo, el idioma de Cervantes tiene escaso recorrido en mi interior.

    También diría que la distancia interior y exterior son inversamente proporcionales y que, por la tanto, este alejamiento geográfico a propiciado mi acercamiento a las vísceras. Pues fría es Alemanía, no solo por el clima, para un hijo de la Euskadi profunda acostumbrado últimamente a la compañía de las largas charlas argentinas y los interminables recitales de chistes de los andaluces. Es el dolor interior, más allá de la morriña, el que me ha llevado de vuelta a mi tierra, a Euskal Herria, pero no en avión, no, si no sobre el euskera y haciendo un parada en las entrañas.

    ResponderEliminar