lunes, 14 de noviembre de 2011

El vasco del océano que dos orillas une

Si hay una cosa que caracteriza al nacido por acá, es el “chamuyo”. Así, con la “ye”. Con la “ye” de “canyengue”, o de “descangayada”… como la que pronuncia Gardel en “Esta Noche me emborracho”. La “ye” que acá reemplaza, en nuestra forma de hablar,  a la “ll” de la que los catalanes hacen culto, uso y abuso de pronunciación, y que me suena cercano a su también famosa “l” a la que la hacen resonar en su ahuecada boca como un son grave y profundo, emitido desde el coro de una catedral gótica.
Por eso me emocionó que un emprendimiento literario como el de ustedes se llamara de una forma tan cara a nuestra coloquial mecanismo de comunicación: “el chamuyo”, es decir la palabra expresada usualmente entre amigos – casi siempre en pares - que se escuchan con atención mirándose descansadamente a los ojos, y que acompañan su decir tomando algo, desde un mate amargo, a una cerveza o una copa de buen vino; y alargando el encuentro muchas veces, hasta que el alba les despunta amaneceres.    
Pero más me agradó fue, que el texto que escribieras hablara de distancias y de encuentros, de lejanías y recuerdos, de esperanzas y añoranzas, de lecturas juveniles y de comics, de poesías y de prosas, de sentires y de sueños… y que el texto proviniera de un vasco, los cuales acá los consideramos duros y consecuentes trabajadores, arrojados navegantes prestos a circundar el mundo, pero de parcas y ajustadas palabras, casi axiomáticas; es decir muy diferentes a los habitantes de acá, de estas tierras de amplias, despobladas, y aburridas llanuras que quizás por eso, a veces las poblamos de largas parrafadas irredentas, de circunloquiales silogismos, abonados con intrincadas y psicológicas deducciones.
Es así que pensé que tu juego en el texto, del uso indistinto de la “ye” o la  “ll”, no era más que una señal para unir las distancias que separan nuestros decires haciendo un uso de esas  letras, como sintetizando o señalando, que el chamuyo ó el chamullo no es más que una pequeña diferencia en las formas de mencionar la amistad entre las personas que aún estando lejos, sus orillas están cercanas pues sólo las separa un poco de agua del mar que siempre fue vehículo para transportar esperanzas de cercanías

Por JAC, un honor

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